Esta semana ocurrió, en una de las prestigiosas universidades de mi ciudad, una charla, foro y al final debate (que por cierto se extendió por las redes sociales un par de días después) en el cual participaba uno de los "pre-candidatos" presidenciales por la república de mi país.
Y claro, la gente decía: "¡hey! hoy viene uno de los candidatos a presidente.- ¿De verdad?- ¡Sí! debe estar bueno eso. -Mas bien prefiero ir a ver "la tele" hoy termina la temporada de "Enanos gigantes"
Entre este tipo de conversaciones se fueron dividiendo los grupos, unos para llegar a la famosa charla, otros para retirarse y formar parte de la cotidianidad a la que prefirieron acogerse esta vez.
Poco a poco se llenaban los asientos, el evento llevaba el ya conocido y acostumbrado "elegante retraso" sin embargo en honor al tiempo (siempre todo en honor al tiempo) empezó.
Los ojos fijos muchos de ellos en el frente del auditorio, parecía incluso que sus pupilas lograban llegar a dibujar el contorno de un árbol visto por primera vez, lo miraban desde la base del tronco, y miraban también la luz del sol que jugaba inquieto con las hojas y tallos. Todo el paisaje explicaba la lucidez de un discurso pulcro, preparado y llevado al "rapport" a casi todos los asistentes. Hubieron muchos que se preguntaron entre escapismos mentales y danzas al disimulo, si lo que veían era realmente lo que veían o era sólo "producto de la imaginación de alguien más". Otros temían que aquel paisaje se derrumbe como por arte de la magia que lo creó.
No, yo no estuve ahí, pero tampoco sé si quienes estuvieron lo hicieron en verdad, sólo sé que al final todo termina en una imagen, "una imagen dicen más que mil palabras", imagínense entonces que pasa si juntamos esas "más de mil palabras" con la imagen... ¿acaso es esa una ilusión?
Las ilusiones en estas épocas abundan "tanto como los hongos que crecen después de la lluvia".
